miércoles, junio 10, 2015

De tan cierto no hace ni falta indagar...

Según un estudio presentado por la Universidad de Bristol en el Reino Unido, el consumo medido de alcohol ayuda a que una persona mejore su apariencia, lo que hace que resulte más atractivo para el resto de las personas.
Se preguntarán cómo fue que estos investigadores llegaron a esta conclusión, fácil: tomaron un grupo control de 40 estudiantes a quienes les propinaron, bajo su consentimiento, dosis de bebidas alcohólicas (el equivalente a 250ml de vino de 14% de graduación alcohólica a personas de 70kg aproximadamente). Tanto antes como después, los estudiantes fueron fotografiados para poder tener la comparativa de cada situación.
Luego, los investigadores expusieron las fotos del antes y después al criterio de los sujetos que formaban parte del estudio. Las conclusiones que aduce el estudio es que la ingesta ligera de alcohol no sólo hace que los sujetos vean a terceros como más atractivos, sino también que las personas que consumieron moderadamente una bebida, sean más atractivos para el esto de los sujetos.
Según el estudio, las principales razones por las que se produce este efecto de atracción es que la ingesta moderada de alcohol produce una vasodilatación que da un sonrojado en la cara de la persona. Además, también genera una postura más relajada, descontracturada y una tendencia a tener mejor humor.
Ahora bien, antes de que salgas a comprar un vino para la cena, hay otras conclusiones importantes de este estudio. Según los investigadores, todas estas "ventajas" de la ingesta de bebidas se dan sólo en caso de consumo moderado. Las pruebas mostraron que los beneficios descritos más arriba no solo se diluyen en el caso de las personas alcoholizadas o que toman más, sino que incluso pueden empeorar el aspecto de los sujetos.

Testimonio el hecho.

Salvando México

… y ahora resulta que yo fui el pendejo, el PENDEJO, EL P E N D E J O,  que dijo la mamada de “espero seamos la generación que redima a México” cuando estaba yo enfermo de juventud en el ITAM… enfermo estaba, que ni qué… pero no sé si de juventud.

La felicidad del mexicano

En México la gente está “contenta”… y nada tiene que ver con su entorno; incluso, si es así, es precisamente a pesar de su entorno. La felicidad de la gente en México radica en su capacidad de disfrutar a los “suyos”, los que están en el círculo inmediato. Todo lo demás, no produce felicidad. Y eso es triste. Nadie realmente puede ser feliz sin lo “público”, lo “común”, lo “social”… todo eso que ha sido diezmado por décadas de malos gobernantes y cuidadores de lo público/común/social. Tal vez las mismas instituciones perversas que producen los incentivos para que todo se lo lleve la chingada, son las mismas que hacen que el “mexicano” esté “contento” con su vida. Vaya usted a saber.

Así comenzó

Me vienen a la mente los párrafos finales de aquella novela de Ian McEwan: Solar. En una trepidante concatenación de eventos finales, contundentes, la acción llega a un momento culminante: todo termina en un dolor que fácilmente puede confundirse con el sentimiento inmediato del amor paternal…
No estoy bien; eso queda claro y está dado por hecho. Pero hoy, tal vez sólo hoy, los temblores en mis manos, el ancla de mis entrañas en el suelo, el vapor de mi alma escapándose, las voces haciendo piruetas en la esfera de mi cráneo, y el llanto que no piensa salir jamás, no están relacionados con mi cadalso… son sólo manifestaciones físicas de la espera, de la expectativa, de lo que viene, de lo que sé que viene, me espera, me merezco, me va a partir en dos.
No sé si en esta ocasión pueda yo con golpe; mi cuerpo tiene un acumulado que no se puede soslayar. Pero no me quiero morir. Menos que nunca.
Up or out. Así funciona para algunos. Down and out. Así parece funcionar para mí.
¿Qué pensa
ba yo? ¿Qué por el simple hecho de que soy un enfermo las letras iban a salir de mí? Una expiación anunciada… nada de eso. Ahora a la tierra; al suelo. Ahí es donde puedo pisar firme; comenzar de nuevo. ¿Oportunidad? No está de más verlo así.

Tengo un secreto; no se lo puedo decir a nadie. Lo interesante es que todos lo saben… pero es secreto. 


viernes, febrero 20, 2015

¿Tú bebes, no?


En efecto… y en cuanto bajé la guardia, sentí cierto triunfalismo en el ambiente, fui presa de un optimismo sobre mi presente y tuve una visión de futuro, me vi como una mejor persona, me sentí poderoso e invulnerable, vino la recaída. Ayer, desde el mediodía, ya había yo celebrado mi nueva persona, de la manera antigua; dos cervezas, un tequila doble… otro tequilita en casa de mi suegra… vine a la oficina sin llaves ni ganas, sólo a calentar el asiento, a esperar la hora feliz de Sanborn’s… y la encontré, sólo que sin el salvadoreño y con el pinche flaco que destroza canciones, le pidieron Julio Iglesias, como para que se hiciera pendejo, me encabroné y lo expresé… creo que dejé de tener un amigo en ese particular Sanborn’s… entretanto, me empujé la dosis de cuatro cervezas y dos tequilas dobles… no recuerdo cómo pagué… no tengo un voucher, pero no recuerdo haber tenido dinero en efectivo… no pérate… creo que tenía como trescientos o cuatrocientos pesos… tiene sentido… debieron ser como 224 en Sanborn’s y 80 de las quesadillas, con unos 26 de propina: 330 pesos. Me debieron quedar o 20 ó 70 pesos, dependiendo de cuanto tenía antes… y que, por supuesto, mi memoria alcohólica y porosa no permite recordar… pero veamos… tengo conmigo 700, dejé 1500 en casa, lo que nos da 2200, más 700 que agarró Ari, tenemos 2900… no pude sacar más de 3000, aunque puede ser que sí lo haya yo hecho… pero no creo… así que están bailando por ahí 100, más los 20 ó 70 que tenía antes. Creo que, además, Bob agarró para su lunch del viernes, ya verifiqué y sacaron 85 pesos adicionales, así que tenemos, sin contar el derrape de la noche, que puedo justificar los 2900 más 85, lo que nos da 2985 pesos, que para 3000 sólo restan 15… lo cual es compatible con el derrape que tengo medio borroso en la memoria, sólo tengo por ahí las imágenes de Viruta y Capulina en el televisor, lo cual me hace pensar que pasé por la pinche Bipo… ahora que lo pienso, hasta cerrado encontré el Manolito… y si me empujé un especial de 70 varos, y contaba yo con que tenía aprox 3000 más los 20 ó 70 varos que me sobraban, pues las cuentas, grosso modo, checan. Ahora que lo pienso, tal vez tenía yo más conmigo antes de comenzar la farra: si tenía 450, entonces le bajé 224 más 26 de propela, son 250 en Sanborn’s, lo cual me deja con 200… porque ya Bere me había bajado todas mis monedas, y sí que tenía monedas… en las quesadillas, error la de chicharrón, riquísima pero con esa especia, que no sé cuál es, pero que me deja jodido y con el sabor por una semana, hecho mierda, fueron 80 varos, me deberían quedar 120… pero todavía no estoy del todo seguro que tenía 450, yo creo que 400 es más correcto… pero no sabría yo dónde dejé los otros cincuenta… pero en fin, o tenía 120 o tenía 70… sin embargo, sí utilicé la tarjeta en la Coyoacana, 120 pesitos pagados directo a la tarjeta, y eso lo tengo claro por la evidencia en mi cartera… en fin… después saqué los 3000, así que debí tener 3120 ó 3070, menos los 2985 pesos con los que contaba en la mañana, recuerda, los 700 que tengo en la bolsa, más los 1500 que dejé en el pasaporte, más los 700 que agarró Ari, más los 50 de Bob, más los 35 varos que se llevaron para cargar la tarjeta del metrobús, son 2985… así que 3120 – 2985 son 135, y 3070 – 2985 son 85, y como no tengo voucher de la morada del centauro, es decir, de la Bipo, creo que pagué el especial en efectivo, y debieron ser 85 el total, porque para dos especiales, con 135 no alcanza… y pasa por mi mente, fugazmente, fugaz mente, que no debo ir a la Bipo en un tiempo… pero no sé por qué… ni sé si eso es medianamente acertado… no tengo idea… aunque salí bien, me di cuenta que Manolito estaba cerrado, pude llegar a casa, no hubo incidente, tal vez sólo fue el pinche cansancio… en fin, o me faltan 50 pesos, o me sobran unos 20… pero creo que el asunto, al menos desde el punto de vista financiero, no es grave… y me pude levantar por la mañana… no de la mejor manera… incluso, no tenía yo idea de dónde chingados estaban las llaves ayer por la noche, y siempre supe que las había dejado en el coche… sólo que no lo supe en la noche, estaba yo muy bebido y muy cansado y muy encabronado y muy pendejo… no debo de manejar así carajo… soy un pendejo, un idiota… pero al menos las cuentas están bien… creo… a menos que haya yo sacado más de 3000 pesos… pero no lo creo… así como no encontré las llaves, pude llegar a casa, no creo haber hecho destrozos en la  Bipo, creo, con cierto margen de holgura, que no saqué más de tres mil pesos, punto.

En una oficina cualquiera

Parecer demasiado ocupado es una forma de demencia; una demencia extrovertida impregnada de temor, y que, en última instancia es tan insufrible como inútil.

viernes, febrero 06, 2015

Confesiones forzadas


El argumento eterno, sobre la inexistencia del alcoholismo y la evidencia única de casos de personas enamoradas de ponerse hasta la madre, se adelgaza. Y con ese adelgazamiento, se va mi salud mental. Porque, al final de cuentas, la sobriedad sólo cuelga del hilo de la esperanza.

 

Tales son las recompensas, instantáneas y efímeras todas ellas, de incurrir en la embriaguez, que poco puede competir un esfuerzo de tan largo alcance, e incierto desenlace, como lo es la sobriedad... en este puto país.

 

Sólo ebrio o loco.

 

La crónica de estos días se ve interrumpida por el velo del olvido. A cada paso que doy.

 

No es una forma de vivir; es una forma de alarmar.

 

La señal de los tiempos; contundentemente nos impide mirar hacia arriba. Es como estar perdido porque no queremos ver la salida. Atrapados sin salida por el refugio en el que pretendemos sufrir en libertad.

 

Soy el gran mentiroso; pero en el fondo de mis más grandes y perniciosos miedos, mentiras de vida y muerte, está la verdad más oscura de todas. La verdad sobre mi.

 

Estoy por conocer la gente más maravillosa del mundo; sólo tengo que cambiar radicalmente y olvidarme de quién soy.

 

Tenemos dos problemas en la vida: los que podemos resolver y los que no podemos. De todo lo demás, nada importa.

 

Sufro el más grande de todos los aburrimientos: el que surge de tener nada qué hacer, y no disfrutarlo en absoluto.

 

Incluso, he dejado de leer; parece que mi pasatiempo preferido es tomar y después de haberlo hecho, hacerle daño a la gente. Demasiado simple, pero sin gracia alguna; una situación tonta y muy aburrida.

 

No puedo creer que a los treinta y seis años, en el punto culminante de la vida, esté perdido entre el placer fácil y el placer inmediato. Entre una botella y una mujer dormida.

 

Todo está permitido en la medida en que la trascendencia de las demás personas no se vea mortalmente vulnerada.

 

No tengo excusa; no vengo de una familia de alcohólicos. El único antecedente es mi enorme afición al placer sencillo e inmediato. Porque el alcohol visto como sufrimiento, es sólo parte del cuento; la parte culminante. Existe otra parte que nada tiene que ver con el final; como una historia distinta. Esa tiene que ver con placer, mucho placer.