viernes, octubre 06, 2006

Políticas Públicas y Medio Ambiente. Palabras de un servidor en la presentación del libro de G. Quadri.

Políticas Públicas; Sustentabilidad y Medio Ambiente
Gabriel Quadri
Ed. Porrúa / Tecnológico de Monterrey Campus Ciudad de México / Cámara de Diputados
Síntesis
El medio ambiente está en una situación crítica. Esta “red” que sostiene la economía y a la sociedad está en riesgo; la “red de sustentabilidad”. A pesar de que existe evidencia de que algunos temas excepcionales, como la calidad del aire en las grandes ciudades, y la recuperación forestal en países desarrollados, se ha mejorado, la gran mayoría de los indicadores ambientales del planeta se desploman. Sin embargo, el mensaje, aunque no es optimista, debe ser razonado:
“no hace falta trastocar de raíz o voltear de cabeza el orden económico establecido, o desmantelar a la sociedad liberal – capitalista; ni sacrificar de manera significativa libertades económicas e individuales para afrontar con éxito los desafíos de la sustentabilidad. Tampoco se requiere, para restablecer ciertos equilibrios básicos entre la sociedad y los ecosistemas del planeta, desmontar la modernidad y abrazar místicamente a las culturas tradicionales, ni volver a ser buenos salvajes en arcadias bucólicas comunitarias…”
Quadri siempre polémico.
¿Qué hacer, entonces, para promover el desarrollo económico y al mismo tiempo crear y mantener los “bienes públicos” exigidos por la sustentabilidad?
“Recordemos que la protección ambiental y la conservación, y en general, el desarrollo sustentable, significan crear y mantener bienes públicos, lo cual demanda siempre la construcción de nuevas instituciones a través de la acción de gobierno y de otras acciones colectivas eficaces. Todo requiere de mecanismos de organización y de instrumentos específicos fundados en la ley. (Esto se traducirá) en política pública, (que) es una estrategia de acción colectiva promovida por el Estado para atender y resolver problemas de bienes públicos, como lo son típicamente los asuntos ambientales.”
“La clave serán las instituciones que cada sociedad se dé a sí misma, y que sean capaces de promover el desarrollo económico, y al mismo tiempo crear y mantener los bienes públicos exigidos por la sustentabilidad. Ese virtuoso contexto institucional es posible y existe, y sus rasgos más notables están a la vista: bajos costos de transacción; preferencias individuales ambientalmente solidarias; democracia representativa eficaz; vigencia plena del orden jurídico; definición clara y respeto a los derechos de propiedad; mercados abiertos y eficientes; y por supuesto, un Estado de calidad y con sólidas habilidades directivas y regulatorias, pero limitado y sujeto al imperio de la Ley.”
Así, nada más. Cabe tener en cuenta que Quadri habla tanto de instituciones “formales”, como son las leyes, la propiedad, el Estado, etc.; como de instituciones “informales”, como son la cultura, las preferencias, etc.
Un Conjunto Institucional formal para la sustentabilidad incluiría:
· Derechos de propiedad efectivos;
· Mercados eficientes y bajos costos de transacción;
· La propiedad definida constitucionalmente como función social;
· Facultados constitucionales del Estado para atenuar o limitar derechos;
· Información relevante y suficientemente diseminada y compartida;
· Regulación equitativa, estable, predecible y bien fundada en el marco legal;
· Coherencia entre el proceso legislativo, la administración pública y los procesos judiciales;
· Respeto a la ley y al orden público;
· Procesos legítimos de decisión pública a través de un sistema parlamentario; y
· Administración pública eficaz.
Sin embargo, cabe aclarar que la transformación de las instituciones formales es casi imposible si las informales no observan una evolución acorde con los parámetros de arriba.
¿Cómo hacer política pública que tenga esos rasgos de arriba?
“Reconozcamos que abordar de manera eficaz cualquier problema ambiental exige formular, negociar y concertar una política pública, elegir instrumentos y aplicarlos, e igualmente, dar seguimiento y evaluar los resultados obtenidos, manteniendo siempre capacidades de adaptación y rectificación.”
El secreto para la elección de instrumentos de política pública, están en disminuir lo más posible, los costos de transacción de establecer dichos instrumentos. Para lograr esto, se debe atender lo siguiente en el diseño y negociación de estos instrumentos:
· Aprovechar economías de escala. (integrar políticas);
· Generar y divulgar información relevante a los problemas con el fin de crear una atmósfera política o de opinión pública favorable;
· Crear una imagen de liderazgo y de responsabilidad colectiva;
· Identificar los grupos focales de resistencia, así como sus intereses tanto legítimos como, en su caso, espurios;
· Determinar objetivos y prioridades con claridad y de una manera persuasiva, con el fin de convencer y reducir las resistencias;
· Aplicar los instrumentos por medio de una secuencia ordenada y de una programación eficiente; y
· Dar atención oportuna o anticipada a variables políticas y a necesidades presupuestarias o de financiamiento.
Conclusión:
“Conjurar el colapso ecológico y acceder a un cauce sustentable de desarrollo no obliga a rebelarnos – por demás inútilmente – con contra de una economía de mercado al parecer irreversiblemente globalizada, ni a invocar de nueva cuenta al fantasma de la revolución. El ímpetu del mercado que hoy se despliega en el mundo tampoco obliga a aceptar con fatalidad el exterminio de ecosistemas y especies y la degradación del ambiente físico. Al contrario; sabemos que su formidable energía y creatividad pueden ser puestas al servicio de una relación constructiva y armónica con nuestro planeta sin perder sus ingredientes más distintivos: la libertad, y una promesa atendible y generalizada de progreso y bienestar.”
Comentarios
La clave que Quadri enuncia para lograr un desarrollo económico con sustentabilidad ambiental, radica en las “instituciones”. El cambio “institucional” que se convierta en los cimientos para toda actuación individual, y colectiva, acorde con el crecimiento económico y la protección de los bienes comunes. Sin embargo, ya se vislumbran problemas cuando se pretende “adecuar” las instituciones para lograr esta sinergia entre desarrollo y medio ambiente:
“Las instituciones necesarias para la sustentabilidad no pueden ser producidas por ninguna persona o empresa en particular, ni ser resultado de iniciativas guiadas exclusivamente por la señales del mercado. Tampoco surgen de manera espontánea a partir de las recomendaciones de los científicos o de los economistas ambientales. Es preciso crearlas o promover su construcción de manera deliberada a través de procesos de acción colectiva”.
Además, el cambio institucional produce tensiones; entre quienes quieren mantener el “status quo” y quienes requieren del cambio. Es una tensión entre beneficios y costos: “si los beneficios de transformar las instituciones son superiores a los costos, surgirán fuerzas sociales tendientes al cambio”. Pero tenemos un problema adicional: los grupos de interés organizados. Si los beneficios del “status quo” recaen en un grupo cohesionado y organizado, no importa que los costos de mantener dicho “status quo” sean mucho mayores, para la sociedad en su conjunto, que esos beneficios focalizados. El cambio difícilmente se dará.
Completemos el diagnóstico con el problema sobre las “economías de escala” en torno al cambio institucional:
“El Gobierno puede ser un factor muy eficaz de cambio institucional; al formular y aplicar políticas públicas, establecer regulaciones costo – efectivas, crear y proteger nuevos derechos de propiedad, reducir costos de transacción, generar información, y crear una amplia gama de bienes públicos. En las tareas de cambio institucional emprendidas por el Gobierno, (además), existen “economías de escala” muy importantes…”
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que dado un cambio inicial en la dirección correcta, que suele ser “costoso”, los subsecuentes cambios que pueden consolidar el cambio institucional, son progresivamente “menos costosos”. Esto es, al mismo tiempo que hace al Gobierno un muy eficiente agente de transformación, también hace que sea muy dubitativo, temeroso, timorato y esté francamente aterrado, de incurrir en el altísimo “costo inicial” de emprender el cambio. ¿Quién será el héroe? En un régimen democrático, siempre atento al siguiente proceso electoral, NADIE.
Así que, tal vez aquello que Gabriel Quadri menciona en su “apunte conclusivo” relativo a que “conjurar el colapso ecológico y acceder a un cauce sustentable no obliga a rebelarnos… ni a invocar … a la revolución…” sea demasiado permisivo, débil e inefectivo para en verdad lograr un cambio institucional que nos aleje del “colapso ecológico”.
Ojo: el cambio institucional tan elusivo: ¿no lo estábamos promoviendo desde afuera? Acceso a la OCDE, acceso a la OMC, firma del TLCAN, etc. Ante las dificultades que plantea Quadri en la instalación y consolidación de nuevas instituciones, y unas acordes con el planteamiento de un desarrollo económico con sustentabilidad ambiental, ¿no era más sencillo hacer lo que se hizo antes? Simplemente insertar a México en la vorágine y esperar a ver qué sucedía.

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