martes, julio 04, 2006

Calmando a los volcanes descerebrados

Leo con preocupación el artículo de Elena Poniatowska titulado "Si se enojan los volcanes" (La Jornada 4 de julio, 2006).

La indignación que provoca el que las preferencias que uno abriga no se vean favorecidas en una contienda, no sólo es entendible; además, bien entendidas y aleccionadas, producen cambios en las estrategias así como en las reglas mismas de la contienda, en beneficio de todos. Sea el caso de un partido de futbol bien jugado, pero perdido; o en unas elecciones federales.
Por lo anterior, me indigna de sobremanera lo expresado por la Sra. Poniatowska en su reacción a los resultados preliminares... sí, preliminares, de la elección presidencial del pasado 2 de julio.
La democracia electoral en México nos ha costado a TODOS los mexicanos un ojo de la cara; los recursos que se han vertido en ella, obviamente han sido a costa de utilizarlos en la multitud de otras apremiantes carencias sociales que tenemos. Y sin embargo, creo que en esto (creía yo) había consenso: los recursos, ante el ejercicio cívico del 2 de julio, independientemente de quién sea el ganador, estuvieron bien gastados.
Por eso me indigna, y me indigna de sobremanera, que una “intelectual” venga con su retórica a echar por tierra los esfuerzos que como sociedad emprendimos, y que como sociedad nos han costado… y mucho. A todos nos ha costado.
Salir con la inflamación de “…Estamos movilizados, tenemos capacidad de respuesta, no vamos a aceptar que se quemen las boletas como en 1988, nuestra indignación sigue al rojo vivo, seguimos siendo volcanes bajo la blanca cúpula del Popocatépetl y la Ixtacíhuatl.”, o con la absurda idea, anacrónica y antidemocrática de que “…Andrés Manuel López Obrador ha sido además, víctima del "fuego amigo" de la llamada izquierda revolucionaria. Si Patricia Mercado hubiera sido tan señorial como Heberto Castillo en 1988, quien renunció en favor de Cuauhtémoc Cárdenas, sería imposible maquillar la diferencia de votos en favor de Andrés Manuel López Obrador.”, es una burla grosera para todos, independientemente de por quién hayamos votado el domingo pasado.
Entiendo la indignación de la Sra. Poniatowska; no la comparto. Y mucho agradecería que antes de escribir algo así, las personas se sentaran a pensar. Obligado, aun más, para quienes ostentan como título el propio del “buen pensar”, los intelectuales.
Atentamente,
Luis F. Guadarrama

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